sábado, noviembre 15, 2014

Digamoslo Claro: El Crédito es una Oportunidad que Tenemos que Considerar "En Frío"

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Evaluar el riesgo siendo capaces de separar las emociones al momento de decidir  sobre una oferta de una línea de crédito puede determinar, sin dudas, el éxito o fracaso que se tienen que asumir como consecuencia. "Es mejor prevenir que lamentar" dice el bien conocido dicho popular y esta frase que  se aplica en todas las áreas de nuestra vida y cobra relevancia cuando tomamos decisiones en las que el dinero es el principal protagonista.

La Deuda como consecuencia de un proceso de Convencimiento

 Ciertos problemas y necesidades en  nuestra vida pueden resolverse únicamente adquiriendo bienes o servicios que posiblemente se encuentren fuera de nuestro alcance financiero disponible, sin embargo, a la vez estos bienes y servicios los podemos adquirir al crédito gracias a la oferta de sus proveedores en el mercado. La configuración del concepto de "mercado" involucra a la oferta y la demanda. El crédito es parte y aliado estratégico de la oferta. La oferta es una solución y la demanda es el público, la masa de gente que necesita de esa solución. Ahora bien, el elemento que hace la conexión  entre la oferta y la demanda es el márketing. El márketing es tan poderoso que es capaz de persuadirnos, de  convencernos que la mejor solución a esas necesidades y problemas es "x" oferta. El márketing es tan poderoso que puede crear nuevas necesidades, convencernos de que en efecto tú y yo tenemos esa necesidad "real" y nos presenta "la cura" o "la mejor" solución para eliminarla.

El márketing se vale de nuestras emociones para llevarnos por un proceso de convencimiento simplemente poderoso. 

La psicología detrás del márketing se basa en el hecho de que una vez nuestras emociones han tomado  una decisión por nosotros, nuestra mente se programará de tal forma que estaremos ansiosos de adquirir determinado bien o servicio aunque ello implique el "pequeño detalle" de endeudarnos,  lo que bajo ese contexto  para nosotros no representará sino la más digna causa. El ser humano es un ser emocional y esta debilidad humana es explotada muy bien por el marketing de tal forma que se perfila como una de los principales vectores del consumismo. 

La influencia de las emociones sobre nuestras decisiones es la consecuencia lógica de un proceso deun sentido de urgencia indomable por disfrutar de las bondades de esos bienes y servicios disponibles gracias a la magia de la línea de crédito o financiamiento .
convencimiento inconsciente que se ha encargado que veamos algo como necesario y vital a tal extremo que el endeudarnos para por fin disfrutar ese carro, la computadora, teléfono celular, consola de juegos, sofá, cama, horno microondas o un capital (y la lista sigue y sigue.....) será lo más normal del mundo ya que  de otra forma -según nosotros- no podríamos disfrutar de esos placeres o satisfacer esas necesidades de forma inmediata. Por supuesto cuando estamos en una situación mental como esa ya hemos desechado e incluso ni siquiera consideramos como alternativas el ejecutar acciones programadas y más conservadoras como  la idea del ahorro programado ya que en nuestra mente está perenne

En resumidas cuentas, la deuda la podemos definir el precio que tendremos que pagar para gozar de un bien, capital o servicio de forma inmediata sin tener que lidiar con  los factores tiempo, esfuerzo y disciplina incluídas dentro del ahorro. Por supuesto, como no hay nada gratis en este mundo y además como todo tiene al menos dos caras, el "atajo" que tomamos con el crédito puede resultarnos inconveniente, riesgoso y demasiado caro si no nos tomamos el tiempo para estudiar si el mismo es  REALMENTE NECESARIO, es decir, evaluarlo "en Frío" y con los "pies en la tierra"

Haz el siguiente Ejercicio.

Te invito a que pienses en este momento en el último artículo que compraste al crédito, la última tarjeta o préstamo bancario. ¿Lo tienes? Bien.. ahora, haciendo el mejor de tus esfuerzos para hacer a un lado tus sentimientos quisiera que te preguntes: ¿Realmente lo necesitaba?, ¿Porqué lo compré o adquirí?,  ¿Qué tan diferente sería mi vida si no lo tuviera?, y trata de no bloquear tu mente con tus argumentos, es decir trata de ser lo más objetivo posible... 

Al hacer este ejercicio notarás que resulta curioso . Al final verás que el VALOR que tienen realmente las cosas puede ser muy subjetivo y no pertenece en muchos casos al mundo práctico, es decir, en muchos casos, tristemente, nuestros impulsos y emociones nos han convencido de que ese valor de hecho es muy grande pero que a su vez lo tienes a tu disposición. 

No me mal interpretes... el crédito en sí es bueno... pero depende de nosotros convertirlo en una oportunidad para el progreso y bienestar. 

No estoy en ningún momento diciendo que el crédito en sí es malo, todo lo contrario,  mi intención es llevarte a que lo veas fríamente. El dinero y los números son fríos, no involucran sentimientos y simplemente son medios que nos permiten acceder a bienes y servicios. Esta frialdad la solemos apreciar de forma pragmática cuando está en contra nuestra, por ejemplo cuando nos llaman frecuentemente los bufetes de recuperación de mora para que nos pongamos al día con nuestras cuentas retrasadas. De allí la importancia de EVALUAR EL RIESGO ANTES y con "sentimientos aparte", pensando más con el bolsillo que con el hígado y el corazón.

Ten en cuenta que...


  • En un esquema donde hay quienes tienen y otros no tienen nada, siempre el crédito existirá como puente entre ambos grupos, por supuesto como un esquema de negocio que supone un rédito para los que tienen
  • Las necesidades  pueden ser Reales o simplemente Ficticias, o al menos aparentemente reales o creadas por la magia del Marketing. Depende de nosotros determinarlo. 
  • El crédito puede ser sinónimo de progreso o catástrofe personal y por esto debe evaluarse EN FRIO, sentimientos aparte y considerando el COSTO / BENEFICIO que una línea de financiamiento puede rendirnos con el paso del tiempo. 

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente articulo. Mucho en que meditar.