martes, enero 01, 2019

El pasado para aprender. El presente para hacer y el futuro para soñar.

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Si nos damos cuenta, todo tiempo es importante: El pasado nos sirve para aprender. El presente es para actuar y el futuro nos debe impulsar a tener esperanza y para soñar.

El pasado para aprender. El presente para hacer y el futuro para soñar. Estamos iniciando un nuevo año, el 2019. El 2018 seguramente nos dejó muchas experiencias positivas y negativas. Si somos capaces de examinar ese corto y reciente tiempo de forma objetiva y como, decimos "poniendo los sentimientos aparte", vamos a darnos cuenta de que en muchas de las experiencias vividas, buenas o no tanto, de todas ellas podríamos sacar una enseñanza, es decir que potencialmente cada uno de nosotros podría reunir toda una serie de lecciones aprendidas con cuya interpretación podríamos crecer para ser mejores personas.

Ya sea la traición de un amigo, nuestra propia deslealtad cometida en contra de alguno de ellos o el premio recibido en la oficina por ser nombrado el empleado del mes o del año; la muerte de un familiar, el inicio de un noviazgo o el divorcio, toda esa gama de experiencias de todos los colores con sus respectivas consecuencias asumidas por cada uno, no son otra cosa sino los maestros que tuvimos de turno en este tiempo al servicio de la Escuela de la Vida.

El Pasado, el origen de nuestro contexto.

El pasado, lo vivido, (algunos de forma universal le llamamos La Historia) es el más poderoso de todos los maestros. A base de latigazos, de abrazos y besos, el pasado nos ha formado, nos ha llevado de la mano al presente. Somos el producto del pasado y un pasado no muy lejando, sino bastante reciente.

El Presente, lo que hacemos para alcanzar nuestras metas en el futuro.

El presente es el hoy. De hecho, el hoy suele ser bastante efímero. Es este segundo justo cuando vas leyendo estas letras. Luego de ese segundo ya se convierte en el Pasado. A pesar de su efímera existencia, el presente es tan importante como el pasado ya que lo que hacemos justo en este instante repercutirá en el futuro y pasará a formar parte de la historia.
En el presente te levantas, vas a la escuela, haces la tarea, trabajas, estudias y te esfuerzas impulsado por la esperanza o por el temor. Esas motivaciones Esperanza y Temor son por supuesto solo ellas motivo de otro artículo, sin embargo el punto es que todos trabajamos cada minuto y segundo para tener un mejor futuro y para alcanzar  nuestras metas y es allí donde ingresamos al mundo de los sueños del mañana, el futuro.

El futuro, nuestras metas, anhelos y sueños.

Cuando yo era un chico,  no hace mucho, como a finales de los 80´s, escuchaba a mi pastor predicar respecto a los eventos del futuro, y existió esa corriente teológica que defendía o daba a entender que el fin de los tiempos era justamente estos años que ahora estamos viviendo. Se veía por lo tanto a los años después del 2000 como ese futuro incierto y caótico que Hollywood se encargó de pintar en un contexto apocalíptico donde las máquinas gobernarían a los humanos. El hecho es que el futuro siempre ha atraído la atención de la humanidad.

Resulta curioso que gente de toda clase social y de muchos países estén atentos a los augurios de año nuevo de "x" y "y" personaje. Hay miles de personas que están ávidas de ese tipo de augurios ciertamente. ¿Pero qué de nosotros en el día a día?

El futuro se trata de nuestros sueños y de nuestras metas. Esos elementos son los que debemos tener claros. Si usted y yo trabajamos el hoy con la esperanza de alcanzar  nuestras metas mañana, si ponemos todo nuestro empeño en ello, las alcazaremos o habremos avanzado mucho para ello.

Menos  para lograr más

El problema es que solemos tener una larga lista de metas y sueños. Sobre todo solemos tener esa larga lista al inicio el año, sin embargo, llegamos al 31 de diciembre lamentándonos por no haber alcanzado una o ninguna de ellas. Vivimos el dicho: El que mucho abarca, poco aprieta.

Es mejor para el corto plazo tener una lista de entre 1 y tres metas viables y factibles que 10 inalcanzables. Se capitalizará mejor el sentimiento de logro y avance personal si nos enfocamos en esas tres metas factibles. Sin duda, tendríamos un mejor recuerdo de ese año si lo logramos.

Vamos para adelante, somos el producto del pasado, con el contexto del pasado pero con las posibilidades de actuar en el presente para cambiar nuestro futuro moviéndolo un poquito hacia donde soñamos con el día a día. Así debemos iniciar con la ayuda de Dios este 2019.

1 comentarios:

Luis Manteiga Pousa dijo...

Lo que no tiene ningún sentido es hacer una enmienda total al pasado, ni personal ni históricamente.